Y después, ¿qué?
En estos tiempos de confinamiento hemos tenido tiempo de reflexionar sobre lo que teníamos, sobre lo que perdimos y sobre lo que tendremos cuando esto acabe y las conclusiones nos llevan a sugerir que puede que sea la hora de empezar a cambiar nuestra actitud frente la vida.
Vivimos de una manera desenfrenada, corriendo de un lado a otro, con prisas como si fuera una carrera en la que solo vale llegar el primero, tener más cosas, supuestamente mejores, lo que nos da la falsa creencia de que esos objetos nos van a llenar y vamos a ser más felices. Perdidos entre tantas prisas, hemos olvidado lo más básico: ser mejor ser humano, la importancia de las relaciones humanas, saludar, dar los buenos días, un apretón de manos, una sonrisa, un abrazo… todas esas cosas que ahora echamos tanto de menos!
De repente, un virus diminuto que ni siquiera vemos, se ha convertido en pandemia y nos mantiene a todos encerrados en casa.
Pero convivimos con otras pandemias a nivel mundial que no nos importan, que sí vemos cada día, y entre las que se encuentra la que ocurre en nuestras carreteras y calles: LOS SINIESTROS VIALES, también mal llamados accidentes de tráfico, matan en el mundo a 1.300.000 personas al año. Sin embargo este virus vial no nos confina, parece que no importa ni a ciudadanos ni a políticos. Cuando todo esto pase saldremos a la calle con vehículos más inseguros, tras un periodo en el que ha estado todo parado: talleres de reparación, ITV sin pasar, personas que no han podido hacer cursos de recuperación de puntos o permiso, etc pero nos dará igual, si los siniestros viales repuntan buscaremos algún culpable: “yo no soy culpable de nada”, sin ser capaces de reconocer que la responsabilidad es compartida, de forma individual y colectiva.
Dicen por ahí que el mundo se ha parado, sin pensar que para las familias que han perdido a un ser querido en el asfalto su mundo se paró aquel día. Desde entonces no hay abrazos, ni sonrisas, ni un buenos días o vamos a tomar un café a la playa. Aquel día dejaste atrás tu vida anterior y tienes que crear una nueva. Tiene bastante similitud a todo esto que nos está pasando porque esto es lo que echamos de menos. Por todo ello, como presidente de AP(A)T (Afectados Por Accidentes de Trafico) pido un poco más de respeto por las víctimas y sus familiares.
Enrique Rodríguez, presidente de AP(A)T