Vicente Sánchez, Presidente de P(A)T: «Es bueno que no tengan que elegir si beben o no al conducir»
El Ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, pone sobre la mesa la posible reducción de la tasa de alcohol de 0,25 a 0,10
«Solo Cero tiene Cero Consecuencias» rezaba el lema de la campaña de concienciación de la Dirección General de Tráfico que nos ha acompañado este verano. Sin embargo, «más de 500 conductores han sido detectados cada día tras haber ingerido alcohol u otras drogas», según informaban tras la última campaña especial de vigilancia llevada a cabo a un total de 225.946 conductores del 19 al 25 de agosto por la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil.
El alcohol sigue siendo una de las principales causas de siniestralidad provocando un gran número de víctimas en nuestro país y, en P(A)T creemos en la concienciación, la prevención y las medidas disuasorias como los controles para reducir estas cifras consiguiendo un consumo responsable y saludable, pero es notorio que no es suficiente. Por eso recibimos con esperanza la noticia del Ministro de Interior Fernando Grande-Marlaska, quien ha decidido poner sobre la mesa el reducir de 0,25 miligramos por aire espirado a 0,10. Esto significa que un solo tercio de cerveza daría positivo en un control de alcoholemia, lo que animaría a todos a no beber y conducir.
Parece que Grande-Marlaska ha escuchado y tomado nota del clamor de las asociaciones de víctimas que pedimos desde hace mucho tiempo esta medida para que nadie tenga que pasar por una pérdida o lesiones producidas por un siniestro vial por culpa del alcohol y las drogas. Esta iniciativa se sumaría a lo que también se puso sobre la mesa en cuanto a la reducción de la tasa para conductores noveles y profesionales.
Desde P(A)T aplaudimos esta «valentía política» como dice nuestro Presidente Vicente Sánchez porque resulta «bueno que no tengan que elegir si beben o no al conducir» y con eso «les hacemos un favor a ellos, a sus familiares y a todos los que podemos encontrarnos con ellos por la carretera», añade Vicente.
Tenemos que tener claro que si se bebe y se conduce se es suficientemente consciente del dolor que podemos causar. Es una decisión que puede perjudicar uno mismo y al resto de las personas que transitan por la calzada. Por lo tanto, hablamos de «violencia vial», porque nadie tiene derecho a acabar con la vida de nadie aunque se piense «yo controlo» y «esto no nos va a pasar». No hay excusas y podemos evitar mucho sufrimiento si decidimos elegir la vida tomando un taxi, o dar las llaves al conductor designado – a la persona que no ha bebido, o ir en transporte público. Opciones hay muchas, vida solo hay una.