CIUDADES AMABLES
Protejamos a todos los Hugos del futuro.
¿En qué momento priorizamos la movilidad privada al derecho de la infancia y adolescencia a moverse con libertad y sin miedo -ni preocupación de sus familias- de que los atropellen? ¿En qué momento nos daremos cuenta de la barbaridad que supone y lo cambiaremos?
Tenemos ejemplos de este principio de cambio de mentalidad por toda Europa, retratados en el vídeo documental KINDER CITY.
También en Barcelona encontramos algunos, con las superilles y el movimiento protejamos las escuelas.
Las superilles son un proyecto urbanístico que empezó en 2015 en la prueba piloto de Poblenou que se extendió por toda Barcelona, a pesar también de tener opositores claros entre las personas propietarias y usuarias de vehículos privados como medio de transporte principal y los grandes establecimientos. Actualmente, el programa Supermanzanas da un paso adelante y se convierte en el modelo de transformación de las calles en otras zonas de la ciudad, con el objetivo de recuperar para la ciudadanía una parte del espacio que actualmente ocupan los vehículos privados. Su objetivo es conseguir un espacio público saludable, con más verde, más justo y seguro, que favorezca las relaciones sociales y la economía de proximidad.
Puedes ver aquí cómo serán los nuevos ejes verdes de la ciudad
El proyecto “Protejamos las escuelas” surge de la tragedia que resultó en la muerte de Hugo, de 5 años, al salir de su escuela, atropellado por un conductor. Gracias a esta iniciativa, más de 200 escuelas por toda Barcelona protegen a su alumnado de los siniestros con zonas especiales de reducción de velocidad y con cambios en el espacio público para priorizar la vida de la infancia.
Desde P(A)T aplaudimos el documental y cómo transmite la idea de que la seguridad de los niños no es un privilegio, sino un derecho. Las políticas de movilidad determinan la relación con el barrio y los vecinos. Pueden unir y crear comunidad o separar y crear peligro. Y también da un mensaje de esperanza: a pesar del dolor, luchar para que no vuelva a pasar una desgracia similar. La asociación lleva 54 trabajando para salvar vidas y hemos sido testigo de la implicación altruista de muchos padres comprometidos que se unen para que ninguna persona tenga que pasar por el mismo sufrimiento. Sabemos que los cambios son lentos, pero los hay, los hemos vivido. Ojalá por el camino no tuviera que morir ninguna persona más.
Protejamos a todos los Hugos del futuro.