La Asamblea General de Naciones Unidas hace un llamamiento para acelerar los esfuerzos de todos los países en materia de seguridad vial
P(A)T se une a la visión de la ONU sobre reducir las muertes y lesiones en calles y carreteras como una necesidad urgente para salvar vidas y preservar la salud pública en todo el mundo
Desde P(A)T valoramos profundamente la llamada a la acción de la Asamblea General de Naciones Unidas en su reciente reunión para acelerar los esfuerzos de todos los países en materia de seguridad vial, teniendo como base la resolución 74/299 en la que se ponía como objetivo del año 2012 al 2030 el reducir las muertes y lesiones producidas por siniestros de tráfico en todo el mundo hasta un 50 por ciento. Nos unimos a la visión de que reducir los fallecimientos y las diferentes lesiones en las calles y carreteras no es solo una meta, sino una necesidad urgente para salvar vidas y preservar la salud pública en todo el mundo.
La Asamblea ha recordado «la enorme carga mundial que los accidentes de tráfico siguen suponiendo para la sociedad en términos de sufrimiento humano, ya que causan cerca de 1,2 millones de muertes evitables y unos 50 millones de heridos por año, y de costo para los países, que, en promedio, representan entre el 3 % y el 5 % de su producto interno bruto, lo que convierte a la seguridad vial en una prioridad urgente en materia de salud pública y desarrollo».
Para conseguirlo invitan a los Estados Miembros que todavía no lo hayan hecho a aprobar una legislación y puesta en práctica con leyes adecuadas y efectivas que recojan los principales factores de riesgo: La no utilización de cinturones de seguridad, los sistemas de retención infantil, la utilización del casco, no conducir en estado de ebriedad y el exceso de velocidad y evitar las distracciones.
Por nuestra parte creemos que para alcanzar este objetivo es crucial adoptar una mirada holística y transversal. La movilidad no es solo un medio para llegar del punto A al punto B; afecta nuestra vida cotidiana en múltiples dimensiones y tiene implicaciones directas en nuestra salud, en la calidad del aire que respiramos y, en última instancia, en el bienestar de nuestro planeta. La apuesta por un transporte público accesible y eficiente, así como el fomento de la movilidad activa, como caminar y andar en bicicleta, no son solo medidas complementarias, sino fundamentales. Nos beneficia a todos: reduce la congestión, mejora la calidad del aire, disminuye la siniestralidad y fomenta estilos de vida más saludables.
Nos alegra ver que la Asamblea hace hincapié en la necesidad de una mayor financiación (pública y privada) para la seguridad vial, y que reconozca la importancia de invertir en infraestructuras seguras y en la protección de los usuarios más vulnerables de nuestras vías. Es fundamental que no olvidemos a las víctimas de tráfico, y que dediquemos recursos para apoyarlas en su recuperación y reintegración.