241 personas no llegarán a abrazar a sus seres queridos por un siniestro vial entre julio y agosto

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241 personas no llegarán a abrazar a sus seres queridos por un siniestro vial entre julio y agosto

 

Detrás del número 241 fallecidos en siniestros viales en julio y agosto de 2024 (tres más que el año pasado) hay personas que no volverán a abrazar a sus familiares, que no pasarán más momentos con sus amigos, que no disfrutarán de otras vacaciones. Nos perdemos todos los sueños que tenían por cumplir, todo el bien que iban a aportar a la sociedad, toda una vida por delante truncada en una carretera. Y los que se quedan esperando su regreso también se suman a esas víctimas que este verano han visto su vida cambiar por completo. Esta es la traducción de un verano en el que ha aumentado el número de desplazamientos a un 97,7 millones frente a los 4,1 del 2023, y en el que 952 personas han sido hospitalizadas debido a siniestros de tráfico.
Por su parte, el Servei Català de Trànsit (SCT) ha informado que hasta el 31 de agosto, han perdido la vida 91 personas en 84 siniestros mortales en la red viaria interurbana de Cataluña, una reducción de víctimas mortales del 12,5% frente a las 104 personas que perdieron la vida en 92 siniestros en 2023.
“Son malos datos, porque un solo muerto en carretera es un precio inasumible para una sociedad moderna y avanzada como la española”, explicaba en rueda de prensa el Ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska. Y es que no hemos tenido ni un solo día sin víctimas.
¿Qué estamos haciendo mal?
Los datos recogidos apuntan a la salida de la vía como el tipo de siniestro con más víctimas mortales; 88 personas han perdido la vida en esta circunstancia. Mientras que 62 lo hicieron en colisiones frontales en las que se estima que la distracción y la velocidad excesiva o inadecuada pueden ser las causas de que invadieran el carril contrario. Mientras que en Cataluña hay que sumar los choques laterales a estos tipos de siniestros más comunes.
En P(A)T creemos firmemente que la concienciación debe ser la base tanto en la educación escolar como a lo largo de todo el ciclo vital, como por ejemplo en el sistema del permiso por puntos. Es crucial acercar esta realidad a través de los testimonios de víctimas, para romper con la falsa creencia de «a mí eso no me va a pasar» o «yo controlo». Nadie debería experimentar la pérdida abrupta de un ser querido por querer llegar unos minutos antes a su destino, o pensar que es más importante contestar a esa llamada o mensaje de WhatsApp que mantener la vista fija en la carretera. Cada momento es importante, y no hay nada más esencial que llegar sano y salvo a nuestro destino, con los nuestros, a nuestra vida.
Cabe destacar que el colectivo de motoristas es el que más ha aumentado, con 63 personas fallecidas en el asfalto de las 112 pertenecientes al grupo vulnerable. Desde P(A)T instamos a reforzar la educación vial específica para motoristas, promover el uso de equipamiento de seguridad de alta visibilidad y obligatorio, y realizar más campañas de sensibilización sobre los riesgos del exceso de velocidad y la necesidad de respetar las distancias de seguridad. También demandamos más infraestructura segura, como guardarraíles adaptados, que protejan a los motoristas en caso de colisión.
En lo que llevamos de año y hasta la fecha del 1 de septiembre, se contabilizan 783 fallecidos. A lo que Grande Marlaska ha asegurado: “El Ministerio del Interior y la DGT vamos a redoblar nuestros esfuerzos para rebajar la cifra de siniestros mortales, porque conseguirlo supone salvar vidas; no vamos a dar ni un paso atrás en nuestra apuesta por reducir la siniestralidad mortal y grave en un cincuenta por ciento de aquí a 2030”.
Desde P(A)T, apoyamos esta apuesta, pero creemos que se necesita un compromiso aún más firme. Exigimos mayor inversión en infraestructuras seguras, un aumento de controles de velocidad, alcohol y otras drogas, la incorporación de nuevas tecnologías para la seguridad vial, y una legislación más estricta que no permita excepciones. Además, es vital seguir trabajando en programas de educación y concienciación que lleguen a todos los ciudadanos, especialmente a los más jóvenes. Porque cada vida cuenta y juntos podemos salvarlas.